Me tocó empezar en la difícil era de la emulsión, y atraído por su imponente mirada, soberbia y un largo etc de adjetivos, me inicié en esta disciplina fotografiando rapaces hace ahora algo más de 25 años. Con el tiempo, fuí consciente de que merecía la pena invertir muchísimas más horas siguiendo y observando a estas criaturas, antes de decidir el lugar donde instalar el observatorio, tipo de hide a escoger, o herramientas fotográficas a utilizar según especie en cuestión. Cuando terminas entendiendo esto, descubres sin darte cuenta, que has acumulado una importante fuente de información y datos, disfrutando y aprendiendo sobre comportamiento y conducta animal. A todo esto le sumas la satisfacción personal de haber conseguido el momento y la imagen soñada, con esfuerzo propio, paciencia, tiempo y tesón.